
Editorial: 100 años Capouilliez
Por María Arathoon de Solórzano
Una institución educativa hace mucho bien a tantos niños y jóvenes a través de la educación. Si formamos con amor a nuestros alumnos cada día, transformamos vidas. Imaginen el bien que se ha hecho desde el Colegio Capouilliez en 100 años de existencia. En cada década el Colegio ha tenido a los mejores maestros, quienes se han dedicado con verdadera vocación a educar para la vida. “No se puede educar sin Dios”, son palabras de Blanca de Arathoon, nuestra directora y mentora por sesenta años.


Dios ha permanecido en el centro de todas nuestras actividades. Formamos a nuestros alumnos con valores y excelencia académica. La participación de las familias en nuestro proyecto educativo es esencial, ya que los padres son los primeros educadores de sus hijos y nosotros complementamos esta noble labor. Estos son algunos de nuestros secretos, que han hecho que el Colegio Capouilliez permanezca y ofrezca siempre la mejor opción para educar a niños y jóvenes en cada época.
Estamos comprometidos con nuestro país formando a los líderes del siglo XXI. Nuestros alumnos se preparan para tomar buenas decisiones, desempeñarse como personas proactivas, capaces de alcanzar grandes metas, reconocer su valía y potencial poniendo sus talentos al servicio de los demás.

Nos sentimos orgullosos de la trayectoria del Colegio Capouilliez y estamos comprometidos para continuar ofreciendo una educación integral, un alumno a la vez. La educación es innovadora, dinámica y avanza constantemente para formar las competencias necesarias y brindar las herramientas de acuerdo a las nuevas teorías del aprendizaje y los retos que el mundo globalizado presenta.
