El Realismo del Sueño
Hace no muchos años, en un rincón de Tinorlyn, un pueblo muy pequeño, pero querido por los habitantes, vivía un niño llamado Manuel, pero todos por el cariño que le tenían, le decían Manuelito. Manuelito un día estaba caminando por el mercado y se encontró con una adivina la cual le preguntó: “¿quieres saber tu futuro?” Él, muy emocionado por saber qué le traería su futuro dijo: “¡claro que sí!” La adivina frotó su brillante, gigante y fascinante bola de cristal y le leyó su futuro a Manuelito, la bola decía: ´´te encontrarás con tu vocación”. Él, muy emocionado por lo escuchado, se fue corriendo a buscar su vocación.
Se encontró con un pintor el cual le empezó a enseñar a pintar en un lienzo blanco. Manuelito se dio cuenta que todo lo que estaba pintando le salía feo, pero no feo como una flor marchita sino como un papel machucado, le dio las gracias al señor y se fue a buscar otro camino a seguir. De repente se encontró con un budista el cual le enseñó a meditar. Manuelito a la primera cerrada de ojos se quedó dormido y se dio cuenta que su talento no era quedarse quieto con los ojos cerrados, le dio la mano al budista y se fue. Manuelito ya deprimido por no encontrar su talento, se sentó en una banca y cuando ya se le iba a salir una lágrima se sentó a su lado un señor de pelo largo y con gafas, el señor le preguntó:
¿Qué te pasa? Manuelito le respondió: Una adivina me dijo que encontraría mi destino pero aún no lo he hecho y tengo miedo de nunca encontrarlo, el señor se rio y le dijo: apenas eres un niño, no te preocupes tanto, tu vocación pronto va a aparecer, por ahora disfruta el presente ya que mañana no sabremos si podremos abrir los ojos, como dice una gran frase “el pasado quedó en el ayer el futuro es un misterio pero hoy es un obsequio´´ por eso se llama presente, de repente pasó algo inesperado Manuelito abrió los ojos y se dio cuenta que todo había sido un sueño pero un sueño que le enseñó a vivir el presente como si no hubiera mañana y se alegró por el realismo del sueño.
